Susan Sontag ya hablaba de los efectos de una sociedad basada en las imágenes ya desde 1970.
Susan Sontag, una de las intelectuales más influyentes del siglo XX, dedicó gran parte de su obra a analizar la cultura visual y la forma en que las imágenes moldean nuestra percepción del mundo. En su ensayo "Ante el dolor de los demás", Sontag planteó la idea de que el exceso de imágenes de sufrimiento en los medios de comunicación había generado una especie de insensibilidad en la sociedad hacia el dolor ajeno. Esta idea se puede aplicar también a la era de las redes sociales y los "image junkies".
El término "image junkies" fue acuñado por Sontag en su ensayo "Sobre la fotografía", publicado en 1977, para referirse a aquellas personas que se sienten adictas a las imágenes, que las consumen sin cesar y que creen que la realidad se reduce a lo que pueden capturar sus cámaras. En la era digital, esta adicción se ha extendido a las redes sociales, donde se comparten miles de millones de imágenes cada día.
En este contexto, las redes sociales se han convertido en un espacio en el que los "image junkies" pueden satisfacer su sed de imágenes de forma instantánea y constante. Las plataformas como Instagram, TikTok o Snapchat permiten a los usuarios compartir y consumir una cantidad inmensa de imágenes y vídeos en tiempo real, sin necesidad de ningún tipo de filtro (excepto por los que genera la IA para embellecer las fotografías y hacerlas más inverosimiles).
Sin embargo, esta proliferación de imágenes también ha generado un fenómeno de sobreexposición que puede conducir a la saturación, insensibilidad y la banalización. Como afirmaba Sontag, "las imágenes nos hacen insensibles al dolor de los demás, nos enseñan a mirar sin sentir". En el contexto de las redes sociales, esto se traduce en una desensibilización ante las imágenes de sufrimiento, ya que se comparten de forma masiva sin ningún tipo de reflexión o contexto.
Además, las redes sociales también pueden fomentar una cultura de la imagen en la que la apariencia es lo más importante. Como afirmaba Sontag, "la imagen se ha convertido en el lenguaje universal", y en las redes sociales esto se hace patente en la forma en que se valoran y se promueven ciertos estilos de vida y formas de belleza.
La relación entre Susan Sontag y los "image junkies" se mantiene vigente en la era de las redes sociales, en este momento de idealización de la imagen personal, en la que la sobreexposición a las imágenes puede generar una insensibilidad y una banalización del sufrimiento, así como una cultura de la imagen que valora la apariencia por encima de otras cosas. Por eso, es importante analizar cómo las personas al rededor moldean nuestra percepción de ellos y los medios la del mundo.